29 FEBRERO: Salmo 139:7-14
¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu
presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol
hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del
mar,
Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.
Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun
la noche resplandecerá alrededor de mí.
Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche
resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre
de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus
obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.
>>>Queda claro que Dios está en todas partes.
Estemos donde estemos, no podemos huir de su presencia.
Es algo que muchas veces se nos olvida y pensamos que a
Dios no le importa esto o aquello, o simplemente que no presta atención. Incluso
cuando nos pasa algo malo, muchas veces llegamos a la conclusión de que Dios no
estaba allí. Vemos que esto no es cierto, que Dios controla todo y aunque no lo
entendamos.
Dios permite que sucedan muchas cosas porque Él nos ha
dado libertad de elección o también porque desea enseñarnos. Al final, si
reflexionamos tendremos que decir como el salmista: Te alabaré; porque
formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, y mi alma lo sabe
muy bien. Dios está en todas partes, piensa en ello y vive y actúa en
consecuencia. Dios te bendiga. Amén.