21 Noviembre - Jueces 4:4-9
Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio.
Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos? Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré. Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.
-Confianza y Miedo:
Muchas veces tenemos miedo y temor de cosas que no debieran hacerlo. Dios le dio a Barac la misión de destruir a su enemigo Sísara pero él tuvo miedo, parece que ir con el Señor no era suficiente y le dijo a Débora que si ella no le acompañaba, él no iría. Podemos pensar en lo absurdo de esta situación, ¿No es mucho mayor el Señor que Débora?
¿Quién iba a darle la victoria? ¿Débora o el Señor? Entonces ¿Por qué afirma tan categóricamente Barac, que no iría si no iba Débora? Barac sabía perfectamente lo que Dios le había mandado, pero no se atrevía a ir solo, parece que le faltaban fuerzas. ¿No nos pasa a nosotros? Débora para él era una persona ungida, y dirigida por el Señor que iba a saber cómo actuar en cada momento y por eso le pide que vaya con él. Ese no era el plan de Dios, el plan de Dios es que él fuese con la ayuda de Dios y cumpliese la misión, pero no fue así y otra persona se llevó el triunfo que debiera ser suyo.
¿No nos ocurre que muchas veces tenemos un temor infundado y nos apoyamos en nuestras fuerzas y en lo que podemos ver? Hagamos como hizo Moisés y sostengámonos únicamente en Dios. Hebreos 11:24-27 dice: Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
¿Vivirás en fe, o vivirás en temor sin llegar nunca a cumplir el plan de Dios en tu vida? Piensa en ello hoy y actúa en consecuencia. Marcha adelante y que Dios te bendiga. Amén
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